La ciudad de Resistencia fue fundada en 1878, pero había empezado a poblarse unos años antes, con la llegada del Coronel Ávalos en 1869 junto a un número de inmigrantes italianos, que continuó creciendo con el tiempo. Estos inmigrantes, friulanos en su mayoría, contribuyeron al progreso de la ciudad, trayendo de su Italia natal los conocimientos de sus profesiones y oficios. Es por ello que ya desde esa época, carpinteros y ebanistas en Resistencia tenían un alto nivel de capacidad, ya que conocían las técnicas del Viejo Continente. En el siglo XIX y a principios del siglo XX, los estilos decorativos eran mucho más elaborados y requerían de ebanistas que estuvieran al nivel de preciosismo que exigía la tarea de elaborar diferentes muebles y objetos en madera. Eran épocas en las cuales el trabajo de los ebanistas se extendía también a elementos arquitectónicos, como balcones, escaleras, barandas, puertas y ventanas. Otro aspecto interesante de la historia de Resistencia, es que en 1939 el Papa Pío XII crea la diócesis de Resistencia que posteriormente fue elevada a archidiócesis por el papa Juan Pablo II en 1984. Esta herencia religiosa, se refleja también en los objetos que adornan altares y naves de iglesias, como la Catedral San Fernando Rey, donde nuevamente, los buenos oficios de los ebanistas en Resistencia fueron y continúan siendo requeridos. Adicionalmente, no debemos olvidar la rica historia argentina y la orientación europea que tuvieron desde siempre sus ciudadanos, amén de las influencias que la inmigración trajo consigo de España, Italia, Francia, Gran Bretaña, Alemania, los Países Bajos y pare usted de contar. Es por ello que en todas las ciudades de la Argentina se encuentran muebles y objetos elaborados en maderas preciosas que sólo pueden ser restaurados por ebanistas expertos o se correría con el riesgo de arruinar verdaderas joyas artesanales, llenas de historia.
Esta noble profesión apenas comenzó a conocerse con ese nombre a partir de la edad media, cuando en Francia, uno de los países en el cual la fabricación de muebles y objetos de madera estaba considerada todo un arte, se acuñó el término. De hecho, la palabra “ebanista” deriva de la madera preciosa del ébano, un árbol originario del continente africano, diferenciando así la ebanistería de la carpintería. Según lo que se conocía en esas épocas, el carpintero se ocupaba de la elaboración de muebles hechos con maderas corrientes, mientras que el ebanista era quien trabajaba las maderas preciosas, principalmente y como su nombre lo sugiere, el ébano, que es una variedad pesada, muy dura, blanquecina en la corteza y muy oscura en el núcleo. Los ebanistas se consideran artesanos, por la complejidad de su oficio. Además del trabajo relacionado estrictamente con la madera, el material principal del ebanista, para las cuales este profesional debe dominar las típicas técnicas o tareas relacionadas con la elaboración de muebles como la talla, el torneado, el chapeado, la tabletterie y la marquetería, incluye adicionalmente, otras técnicas más relacionadas con el ornato de la madera con la ayuda de otros materiales en forma de incrustaciones, cada uno de los cuales requería de técnicas y herramientas específicas. Es así como encontramos muebles con incrustaciones de marfil, nácar, cerámicas y hasta piedras preciosas, además de todo tipo de laqueados y esmaltados.
Como ya sabemos, los ebanistas son artesanos que cuentan con las habilidades y conocimientos necesarios para trabajar maderas preciosas que, como su nombre lo sugiere, son también las variedades más caras. A continuación, algunas de las maderas preferidas por los ebanistas para sus trabajos.
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