Rarísima por fuera, enorme por dentro

Pablo Briguez Pablo Briguez
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Con la intención de poder seguir hablando de arquitectura y de las consecuencias que la modernidad trajo a nuestras vidas desde principios de siglo XX a la fecha, hablaremos un poco del movimiento cultural llamado posmodernidad de manera escueta. La posmodernidad surgió en la última parte del siglo XX y proponía la libertad formal y cierta tendencia al eclecticismo, en contraposición con la rigurosidad de la arquitectura moderna. 

Esta vivienda desarrollada por Homestyletoto en Corea es un ejemplo de esta corriente arquitectónica que demuestra una postura diferente respecto al legado de la arquitectura moderna.

La libertad de la forma

La respuesta formal de la vivienda no presenta ataduras, ni restricciones, ni normas a las que atenerse. Posee total libertad en las formas. Las puntas que forman sus techos y los volúmenes salientes responden un poco a esa estructura (o mejor dicho a esa desestructuración) del lenguaje.

La forma sin función

Si la modernidad pensaba a través del funcionamiento cada una de los criterios que se tomaban en la composición, ahora esa estructura da lugar a miles de posibilidades y justificaciones ajenas a lo funcional. Podemos ver el caso de las ventanas que no presentan ninguna atadura de proporción ni de posición para cumplir con una función determinada tampoco la forma de los huecos está atado a ese criterio y por lo tanto la variabilidad de formas es infinita

Una escala diferente

La escala de la vivienda moderna respondía a un determinado usuario, universal y globalizado (en épocas donde la globalización aun no existía) lo cual también genero cierto recelo respecto de la adaptación al medio donde se insertaba la arquitectura moderna. Este individuo llego a graficarse mediante la representación estereotípica del modulor (basado en la proporción aurea) y daba una escala determinada al espacio en función de este hombre moderno y su medida universal. Liberado de estos presupuestos la posmodernidad juega con la escala de los espacios, usándola a su antojo, trabajándola desde lo plástico, para que esta libertad sea un aporte a la obra.

El interior de la forma

En el interior nos encontramos también con un juego de escala y proporción que lejos de ser el resultado de una fórmula matemática y de un estudio de la escala, se trata de un espacio pensado como un contenedor al que se le da una forma plástica, sin seguir funciones, ni calidades de iluminación y ventilación. Esa libertad formal abre el juego a nuevas respuestas del espacio.

La estructura como hecho plástico

Los elementos estructurales en la modernidad estaban relacionados con la técnica con la posibilidad de poder darle nuevas posibilidades al espacio. En el caso de la posmodernidad la estructura pasa a jugar el mismo papel plástico que cobran todos los elementos de la obra. Vigas, columnas y muros ya no son un sistema que liberan de cargas unos a otros sino elementos que se muestran como parte de la composición y que ahora juegan un sentido plástico más que utilitario.

Espacio liberado

Entendemos entonces que hay un cambio radical en la concepción del espacio, que la posmodernidad libera a infinidad de posibilidades espaciales y desestructura toda idea de utilitario o funcionamiento tanto para los elementos que componen el espacio como para el resultado mismo de esa composición. Ya no hay un hombre estereotipado a quien responder, ya no hay una maquina de habitar. Para la posmodernidad ha muerto el hombre máquina para darle espacio a un nuevo hombre, un hombre libre y esa libertad hasta nuestros días se torna individual y con miles de posibilidades por resultante, tantos como hombres hay en este planeta.

Si te interesó esta obra no dejes de leer el siguiente artículo: una renovación moderna integral

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