En busca de la luz

María Bausán María Bausán
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Una de las cuestiones clave para la construcción y el diseño de una casa es: ¿cuánta luz natural recibe el edificio? Con el espacio y la distribución se puede jugar, pero si la orientación de la casa no es buena no hay nada que pueda hacerse para cambiarla. Por eso no es de extrañar que cuando vemos anuncios de casas, bien sea para comprar o simplemente para alquilar, siempre se habla de piso muy luminoso. Como si fuéramos plantas haciendo la fotosintésis, los seres humanos también tenemos esa necesidad de sol. No importa que en España tengamos horas de sol de sobra, ni siquiera que los meses cálidos bajemos todas las persianas hasta dejar totalmente a oscuras la casa, porque lo cierto es que necesitamos saber que el sol está ahí y que puede entrar en casa siempre que lo deseemos. Hablamos de cómo dejar que la luz entre en nuestros hogares:

Luz cenital

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Estamos acostumbrados a que la luz entre a través de ventanas situadas en los muros pero ¿y si las ventanas están en el techo? Una claraboya es una manera estupenda de iluminar una casa. Esta cocina ha sabido aprovechar el espacio superior para crear un lucernario que iluminará el espacio incluso en los días más grises. Además, las ventanas en el techo permiten que veamos directamente el cielo, lo que da una sensación mayor de amplitud: no en vano abre el espacio hasta el cielo. 

Eligiendo la mejor luz

Es obvio que cuánto más grande sean las ventanas, más luz entrará a nuestros hogares. Pero tan importante como el tamaño de las ventanas es la orientación de estas. A la hora de diseñar una casa hay que tener en cuenta que las habitaciones orientadas al sur recibirán más sol durante el invierno, mientras que en verano será el oeste el lado que más acceso tendrá a la luz del astro rey. En general, las habitaciones que dan al este reciben solo la luz de la mañana, mientras que las zonas que dan al norte serán siempre bastante oscuras. 

Sabiendo eso, hay que actuar en consecuencia: lo mejor es colocar las zonas de entretenimiento, los espacios de trabajo y ocio en las zonas que dan al sur. No obstante en verano esas zonas recibirán mucho calor, así que hay que estar preparados: lo mejor es colocar las ventanas de la casa de tal manera que creen corriente. 

Por otro lado, colocar grandes ventanales en la zona norte, con la intención de conseguir captar toda la luz posible, puede tener más inconvenientes que ventajas. Los cerramientos de cristal pueden suponer a veces una pérdida importante de calor, por lo que no es aconsejable que las ventanas de las zonas más frías de la casa sean más grandes. 

Luz en el baño

En las casas y apartamentos más antiguos es habitual encontrarnos con cuartos de baño sin ventanas ni ventilación. Muchas de estas casas sufrieron reformas y particiones que crearon muchas habitaciones interiores . A la hora de repartir las ventanas se consideró más importante tenerlas en el salón que en el cuarto de baño. Pero en realidad si alguna habitación necesita una buena ventilación esa es el baño. Por eso, si carecemos de ventana, es necesario tener un adecuado ventilador de escape eléctrico instalado, para asegurar que el exceso de vapor desaparezca. 

Pero aún así, la solución ideal para un cuarto de baño donde no se puede instalar una ventana en una pared es un tragaluz o una ventana interior. La ventana interior permitirá cierta entrada de luz así como que haya una ventilación más adecuada. 

Fiesta de luz

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Hablando de luz, no podíamos dejar de nombrar los jardines de invierno. Estos invernaderos que sirven para mucho más que para cultivar plantas son muy típicos de la Europa menos soleada. Totalmente acristalados, estos espacios permiten que disfrutemos del sol todo el día y desde todos los ángulos. 

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