¿Cómo manejar el síndrome del nido vacío?

Mariana Belisario Blaksley Mariana Belisario Blaksley
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En este libro de ideas les vamos a dar 6 consejos que los ayudarán a manejar de la mejor manera el síndrome del nido vacío.

Los sentimientos encontrados son la principal característica del síndrome del nido vacío. Por un lado, ¿qué padre no se siente orgulloso de ver a sus hijos convertirse en adultos independientes? Ay, por el otro… se acerca el momento que los padres temen desde el instante en el que supieron que tendrían un hijo: la separación y dejar de ser una parte tan activa en sus vidas. 

No pretendemos escribir un tratado psicológico ni mucho menos. Buscamos eso sí, enfocar el tema con la sensibilidad necesaria, pero desde un punto de vista más relacionado a lo que haremos en casa con el nuevo espacio. 

Los padres están acostumbrados a dar vuelta sus vidas (y sus casas) por sus hijos. Desde antes de nacer empiezan a copar espacios que terminarán con la invasión total de todos los ambientes de casa y gran parta de sus pertenencias. 

Vamos a pisar un autito de plástico a la noche, yendo oscuras a buscar un vaso de agua. Las muñecas terminarán instaladas en nuestras camas y el living se va a parecer más a un cuarto de juegos que a la casa de dos adultos responsables. 

¿La buena noticia? En algún momento retomaremos la posesión y el control de casa, aún y con toda la tristeza que eso nos pueda llegar a ocasionar. Es la ley de la vida.  Se sufrirá de nostalgia, soledad e incluso podemos llegar a desarrollar una depresión hecha y derecha. Claro que si nos tomamos esta etapa como la oportunidad de revisitar quienes éramos antes de enterarnos de que la prueba de embarazo salió positiva, la experiencia puede ser no sólo más fácil, sino muy enriquecedora.  

Es una gran oportunidad no sólo para reconectar con nosotros mismos, sino también con nuestras parejas. Las recomendaciones que compartiremos los inspirarán para proyectar qué se hará con este nuevo ambiente. Así que a limpiarse esas lágrimas y poner manos a la obra. 

¿Qué es el síndrome del nido vacío?

El síndrome del nido vacío, no es otra cosa que la sensación de pérdida, soledad y nostalgia que le deja a los padres la partida de sus hijos de la casa familiar.

Las razones importan poco, pueden haberse ido a viajar por el mundo, a estudiar en una facultad lejana, podrían haberse casado o haber decidido convivir con sus parejas o simplemente probar suerte solos. 

Lo cierto es que como su nombre lo indica, nos encontraremos con un espacio vacío entre manos y si bien algunas madres muy sentimentales tendrán ganas de ir a sentarse un rato en el cuarto de sus hijos a recordar los buenos tiempos, en algún momento la practicidad terminará imponiéndose. 

Antes de redecorar, ocupémonos de nuestras emociones

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El síndrome del nido vacío no es una condición clínica ni mucho menos. Aún así, es una etapa emotiva y siempre deberíamos tener especial cuidado en la toma de decisiones durante esos momentos.

Primero que nada, está bien sentirse triste, no es cuestión de egoísmo ni quiere decir que seamos padres castradores que no quieren dejar crecer a sus hijos. Inevitablemente vamos a extrañar y sentir nostalgia y es bueno tener una etapa de transición en la que nos acostumbremos a la idea y a la vida con nuestros hijos fuera de casa.

Qué se queda y qué se va

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Hay un montón de objetos, libros, papeles, ropa y demás que seguramente los hijos dejarán atrás, acostumbrados como están a disponer de la casa de sus padres como propia. 

Si bien esto es normal, también es cierto que los padres tienen que evaluar con cuáles de estas cosas van a quedarse. Es de imaginar, que si no les parecieron a nuestros hijos lo suficientemente importantes para acompañarlos en la nueva etapa, tampoco es responsabilidad de los padres sacrificar espacio para albergarlas.

Determinemos primero qué nos puede ser de utilidad. Luego se hará una selección de lo que regalaremos o donaremos, previa consulta con los dueños para estar totalmente seguros de que se pueden desechar. Una vez hecho esto hay que ser expeditos y ejercitar el desapego. 

Decidir qué haremos con el espacio

En familia pasaremos a decidir qué se hará con el ambiente adicional. Si nuestros hijos están viajando por el mundo y planean volver, las modificaciones serán bastante menos decisivas.

Un buen punto medio es convertir el dormitorio en un espacio útil, como una home office que pueda reacondicionarse fácilmente como dormitorio en caso de que haya un regreso inesperado. 

Carolina Biercamp es la responsable del ambiente de la foto y si determinamos que usaremos este ambiente como home office, acá les acercamos un libro de ideas que podría servirles. 

Conservar un lugar para cuando vuelvan de visita

En los casos en los que los hijos decidieron irse a viajar por el mundo o a estudiar en una facultad lejana, tenemos que considerar que pasarán algunos días de visita en casa, incluso temporadas más largas.

Un espacio práctico y funcional que puede que no sea tan grande y cómodo como su antigüo cuarto, pero que mantenga cierto encanto es la solución a este dilema. 

Tengamos en cuenta que si se sienten incómodos en casa las visitas se harán más cortas y más espaciadas.  

No convertir el espacio en el cuarto de guardado

Desperdiciar el nuevo ambiente convirtiéndolo en el lugar donde las cosas viejas van a morir es una pésima idea. 

Esto sólo serviría para convertir el cuarto de nuestros hijos en un lugar aún más deprimente, sin contar con que ya hemos escrito varias veces sobre la necesidad de deshacernos de lo que no se usa. 

Convertir este ambiente en un lugar colorido y alegre, es un proyecto que nos mantendrá la cabeza ocupada, lo cual es vital en momentos como éste.

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