Como metodología se trabajó en un equipo interdisciplinar, realizando primero un minucioso relevamiento de la topografía, la flora existente ( a conservar casi en su totalidad) y el subsuelo rocoso, De allí resultó un partido en forma de L, con los espacios de elaboración situados al costado del predio en un ala de dos plantas, una a nivel de terreno y otra en subsuelo, aprovechando una fuerte depresión natural. De esta manera la ocupación del suelo se redujo y la volumetría resultante tuvo menor impacto visual. Esta ubicación lateral permitió ocultar con barreras verdes el movimiento vehicular de trabajo y la planta de tratamiento de efluentes.